miércoles, 21 de noviembre de 2012

Usted y también Miliki



Recientemente alguien me preguntaba por qué en este blog siempre utilizo la fórmula de tratamiento formal “ustedes” para referirme a los lectores. Mi interlocutor aducía que tal hecho provoca alejamiento y que tal vez sería deseable, dado la época en la que estamos, acercar los textos lo más posible al receptor con unas formas ligeras, cómodas y atrayentes. Es muy probable que mi amigo, movido por el cariño que profesan los más cercanos, acierte en su enfoque si bien, permítaseme, me reservo el derecho a la réplica… Aduje en ése momento -y ahora reitero- lo que me sustenta en tales formas “escrituriles”: Creo firmemente en la bondad de la formalidad, del trato de respeto que no tiene por qué suponer lejanía, sino reconocimiento explícito de la dignidad del otro, de su ser merecedor de un respeto infinito, sea quien fuere. Creo que tal hecho ya merece el buen uso del usted. Mi segundo argumento versó y versa sobre la necesidad de mantener unas formas de educación que, por desgracia, estamos perdiendo en pos de no sé qué pautas sociales. No se trata de anhelar tiempos pasados que ni siquiera conocí, sino de asegurar que las formas adecuadas, que nos llenan de respeto a y por todos, continúen vivas de algún modo. Así que, con la venia de mis lectores y de mi buen amigo, seguiré empeñado en desgajar estas líneas escritas “al alimón” con el envoltorio del ustedes, simplemente porque ustedes se lo merecen; porque todos, como sociedad, nos lo merecemos…

Y puestos a rematar la faena de este texto escrito hace algunos días, aduciré algo más desde un homenaje sincero a nuestro querido payaso Miliki, que tanto llenó de alegría nuestra infancia y aún nuestra adultez –nunca dejamos de ser, en el fondo, el niño que un día fuimos-… Pues nuestro querido Miliki con Gabi y Fofó y Fofito, nos enseñaron aquello del: “¡Hola Don Pepito!”, “¡Hola Don José!”, “¿Pasó usted por mi casa?” “Por su casa yo pasé”…  ¿No les parece interesante y cuanto menos curioso?... Pues ahí les dejo, sin olvidarme de gritar, aunque sea como despedida: “¡¿Cómo están ustedes…?!”…


Va por ti Miliki –siempre te/os recordaremos agradecidos y felices-. Va por vosotros, nuestros payasos de la infancia. Va por nosotros, todos y cada uno... Y, está claro, va por ustedes, porque, como decía al final del texto original: “porque ustedes se lo merecen; porque todos, como sociedad, nos lo merecemos…” Si hasta nos lo enseñaron los payasos de la tele… Claro, que eran unos simples payasos…(Pero -ssssssh- el niño que aún somos les hacía caso; lástima que muchos niños les hayan olvidado...)


No hay comentarios:

Publicar un comentario