miércoles, 14 de noviembre de 2012

El bosque aquel…



Érase un bosque como todos los bosques del mundo. Como todos los bosques de los cuentos… Habitaban en él todo tipo de especies de animales que vivían en paz y armonía. 

En el centro del bosque había una bella laguna en la que vivían los peces. Un día comenzaron a murmurar, comentando entre sí, que no había mejor especie que la suya. Sin duda su visión de la vida y su hábitat eran los mejores y decidieron que todos los demás animales deberían ser como ellos. Primero trataron de persuadir a algunos y lo consiguieron: Un zorro se sumergió convencido de probar aquella maravilla y vía única animal, ahogándose a los pocos minutos. Un pajarillo hizo lo propio agitando sus alas bajo el agua. Logró salir a la superficie pero su plumaje mojado le impidió salir volando por lo que acabó ahogándose también. Viendo los peces que ya nadie quería aceptar su propuesta comenzaron a arrastrar por la fuerza a los que se acercaban al agua. El resultado: múltiples animales ahogados. 

Los pájaros  pronto hicieron lo mismo. Convencieron a un ciervo de intentar subir a los árboles. De un gran salto alcanzó las ramas más bajas pero la fragilidad de las mismas hizo que cayese de espaldas y muriese del golpe. Luego convencieron a un conejo al que elevaron entre todos hasta las ramas más altas. El buen conejo se lanzó esperando volar pero, como era de esperar, se estrelló contra el suelo…

Aquel extraño virus por la preeminencia en el bosque se extendió a todas las especies de modo que unos y otros se cerraban en  sus grupos y usaban la violencia para ganar adeptos. Las discusiones y algaradas entre especies crecieron de modo desmesurado. No se trataba de cazar para comer sino de ir a por todo aquel que no reconociese la especie de turno como la mejor…

Al final el lago se pudrió, lleno de cadáveres, provocando la muerte de la mayoría de los peces. Los pájaros que sobrevivieron tuvieron que emigrar en busca de comida. Los grandes depredadores fueron sucumbiendo ante la falta de carne… Y aquel hermoso bosque se destruyó por completo quedando convertido en una especie de desierto. Tan sólo sobrevivieron, por un tiempo, las especies carroñeras,  pero incluso éstas acabaron por sucumbir…

Claro, que es un cuento. Nada más que un cuento. Y estas cosas no pasan en la realidad ni a gran ni a pequeña escala. Ni a nivel grupal ni individual ¿Verdad?...

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