Érase un bosque como todos los
bosques del mundo. Como todos los bosques de los cuentos… Habitaban en él todo
tipo de especies de animales que vivían en paz y armonía.
En el centro del bosque había una
bella laguna en la que vivían los peces. Un día comenzaron a murmurar,
comentando entre sí, que no había mejor especie que la suya. Sin duda su visión
de la vida y su hábitat eran los mejores y decidieron que todos los demás animales
deberían ser como ellos. Primero trataron de persuadir a algunos y lo
consiguieron: Un zorro se sumergió convencido de probar aquella maravilla y vía
única animal, ahogándose a los pocos minutos. Un pajarillo hizo lo propio
agitando sus alas bajo el agua. Logró salir a la superficie pero su plumaje
mojado le impidió salir volando por lo que acabó ahogándose también. Viendo los
peces que ya nadie quería aceptar su propuesta comenzaron a arrastrar por la
fuerza a los que se acercaban al agua. El resultado: múltiples animales
ahogados.
Los pájaros pronto hicieron lo mismo. Convencieron a un
ciervo de intentar subir a los árboles. De un gran salto alcanzó las ramas más
bajas pero la fragilidad de las mismas hizo que cayese de espaldas y muriese
del golpe. Luego convencieron a un conejo al que elevaron entre todos hasta las
ramas más altas. El buen conejo se lanzó esperando volar pero, como era de
esperar, se estrelló contra el suelo…
Aquel extraño virus por la preeminencia
en el bosque se extendió a todas las especies de modo que unos y otros se
cerraban en sus grupos y usaban la
violencia para ganar adeptos. Las discusiones y algaradas entre especies
crecieron de modo desmesurado. No se trataba de cazar para comer sino de ir a
por todo aquel que no reconociese la especie de turno como la mejor…
Al final el lago se pudrió, lleno
de cadáveres, provocando la muerte de la mayoría de los peces. Los pájaros que
sobrevivieron tuvieron que emigrar en busca de comida. Los grandes depredadores
fueron sucumbiendo ante la falta de carne… Y aquel hermoso bosque se destruyó por
completo quedando convertido en una especie de desierto. Tan sólo sobrevivieron,
por un tiempo, las especies carroñeras,
pero incluso éstas acabaron por sucumbir…
Claro, que es un cuento. Nada más que un cuento. Y estas
cosas no pasan en la realidad ni a gran ni a pequeña escala. Ni a nivel grupal
ni individual ¿Verdad?...
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