Dibujo hoy a vuelapluma unas
líneas que me salen más del alma que de la razón. Seguramente sean un totum
revolutum con dejes caóticos pero no estoy seguro de ser capaz de ordenar mucho
las ideas en este momento. Espero tengan a bien perdonarme, aunque estoy seguro
que hay alguien, a quien dirijo este escrito, que sonreirá y me dirá que está
estupendo…
Se nos ha ido Raúl… Ese
pequeño gran hombre, experto en humanidad, en bondad callada, en buen hacer
silencioso y constante… Se nos ha ido esa presencia velada, casi invisible, que
tanto vacío dejaba cuando era trasladado de uno a otro lugar… Se nos ha ido
Raúl… Hoy las redes sociales se han llenado de comentarios de cariño, de
sorpresa, de ausencia, de reconocimiento… La gente te quería, amigo, Hermano,
porque sabías hacerte querer sin pretenderlo, sin buscarlo, que es la manera más
hermosa de hacerlo… Hoy he visto lágrimas en ojos de hermanos y de profesores
que te conocieron y eso significa mucho, sin duda…
Toda la semana hemos vivido
con el corazón en un puño, desde que supimos de tu enfermedad y su seriedad.
Día tras día oramos, nos esperanzamos, pusimos toda la energía en que salieses
adelante. Cuando ya por fin supimos que te traían para aquí y que estabas para
llegar pensamos que era un pequeño salto hacia el salir y nos esperanzamos
completamente. Pero Dios, el Buen Padre Dios pensó que ya nos había hecho un
buen regalo con tu vida, con tus 40 años entre nosotros, con tu dedicación de
Hermano… Y te llevó a disfrutar con y de Él… Nosotros, es verdad, nos hemos
quedado con cara de tontos, con el dolor y la ausencia clavadas en el alma, con
la pregunta de sentido en los labios… Pero entonces hemos pensado en ti y una
brisa fresca nos ha vuelto a hacer sonreír, nos ha hecho recordar que el
compromiso callado, que el cariño velado, que el darse con bondad y sinceridad
infinita, ha sembrado nuestra propia vida de ti, del Dios que te ha reclamado y
te llamó, de lo que nos transmitiste día a día de parte del mismo Dios…
Y te nos has querido ir como
viviste: En silencio, sin hacer ruido. Quisiste vivir la experiencia de entrega
en Guinea, entre los niños, tus niños, entre los pobres… Y allí dejaste
definitivamente la vida, ésa que ya venías regalando, gajo a gajo: Ferrol, Ujo,
Santiago, Madrid –no sé si me dejo algo-… Porque si algo has hecho es dar vida
al dar tu vida…
Amigo, déjame llamártelo, Hermano,
doy gracias a Dios por todo lo que compartimos, momento buenos, regulares y
alguno no tan bueno, por lo que caminamos juntos cuando la vida y Dios lo
quisieron. Gracias porque siempre nos entendimos bien y compartimos mucho desde
dentro –contigo era fácil hacerlo-. Gracias porque aprendí mucho de ti…
Raúl, como ponía esta mañana
en un mensaje corto en alguna red social: “Gracias Raúl por el regalo de tu
vida y de tu inmensa bondad. Te echaremos de menos pero nos dejas muchísimo.
Disfruta del Buen Dios, amigo, Hermano.”
Y no te digo que estés
pendiente de nosotros desde allí porque sé que ya lo estás haciendo desde
anoche. Ni que no te conociera…
No hay comentarios:
Publicar un comentario