Ayer,
miren ustedes por donde, leyendo alguna que otra noticia me entró un sofoco de
esos que agrian el día. Se celebraba, entre el boato correspondiente del dinero
que nadie tiene –hablo de Autonomías-, el “Día de las Letras” de una de ellas.”.
En mi ingenuo pensamiento me dije: Se tratará de una Comunidad Autónoma con
lengua propia. Lo cual justificaría un día así con “cierta” lógica pero… ¡No
señores! No se trataba de Comunidad con lengua propia sino, en todo caso, de
una variedad dialectal del castellano, tan próxima al castellano mismo que no
creo que haya diferencia alguna. Y ¿Qué quieren que les diga? Uno no sabe si
carcajearse a mandíbula batiente o echarse a llorar de tanta mentalidad de
pulgarcito, cretinismo en el sentido propio del término, que avanza como oleaje
incontrolado...
Buscando
alguna suerte de solución coherente, me dije que tal vez fuera aquel legítimo
sentimiento de culturalidad literaria que existe en toda población, provincia o
región y que no vas más allá de actos puntuales, nunca mediáticos, y
protagonizados por los mismos hombres de letras que pululan con su sano orgullo
de raíces propias, en absoluto reñido con el ansia literaria y cultural de
universalidad. ¡Ingenuo de mí!... Los actos diseñados para foto, publicación y
paseíllo, si lo hubiere, consistían en derroche de despropósito publicitario
autonomista bajo el envoltorio de escritor de turno al que se homenajeaba como
adalid del micro-patriotismo de salón de billar, que no de tertulia…
Ante
tal circunstancia, después de reflexionar profundamente, llegué a una meritoria
conclusión que me dispondré a realizar en cuanto pueda: Decreto, con su venia,
organizar y realizar como Dios manda –según los patrones deducidos de lo
anterior-, el “Día de las Letras de mi propia casa”, en el que, incluso, me
propongo homenajear a quien sea y dar algún que otro premio y diploma. Citaré a
la prensa y me vestiré con las galas oportunas para tal acto. Incluso, creo,
invitaré a las autoridades que fuere necesario para salir en los medios en
horario de máxima audiencia y en toda portada que se precie. Lo que me preocupa
es que, con el “fiestón mega-cultural” montado –al estilo de galas de premios de cine, música
y demás, culmen de la “intelectualidad” máxima de hoy en día-, no pueda darle
contenido pues en mi casa sólo habito yo con mis libros, de diversísimos
autores, épocas, y lugares de origen. Ninguno de los cuales vivió, escribió, ni
pasó unas horas siquiera en mi humilde habitáculo. Aun así, dado que mi hablar
es el castellano y que tengo libros y que tengo la manía de escribir de cuando
en cuando y que tengo mi casa única y diferenciada de las de mis vecinos, reúno
las condiciones básicas para el evento ¿No creen?... Pues bien, hecho el
propósito, me pongo manos a la obra. Ya les avisaré del día señalado con la
invitación oficial que cualquier ujier les hará llegar. Claro, que no sé si
cabremos en el salón de la casa –ésa es otra-. Pero éso ¿Qué más da? El caso
es que ya tengo el “Día de las letras de mi casa”. Y que nadie me lo discuta,
por supuesto… En fin, como decía el castizo: ¡Olé mi patria!
Cuanta razón tienes!En Santander es el segundo año que se convoca. Por casualidad he encontrado tu blog que desconocía, entraré a menudo.
ResponderEliminarSaludos desde Santander