sábado, 12 de octubre de 2013

¿Y después de Lampedusa?



Lampedusa… Leo que algunos medios informan ya de 350 muertos… Hace unos días otro naufragio por allí añade otros 50… Y todos, como es lógico, nos rasgamos las vestiduras… Como cuando murió aquel mendigo en un albergue… ¿Y después?... Silencio. No hay más… El mundo va muy deprisa. Las noticias se producen sin más y las consumimos con la voracidad con la que nos las muestran; no entro a valorar con qué sesgos o criterios –les dejo a ustedes tal juicio-. El caso es que desde hace unos día me recorre un resquemor interno que no se acalla y que hoy quiero compartir: Nos rasgamos las vestiduras ante un hecho tan horrible como ese naufragio pero dejamos pasar los cientos de inmigrantes que día a día se juegan la vida para buscar algo mejor para ellos y los suyos. Dejamos pasar que en nuestro país, dato reciente, ya son tres millones de personas las que viven bajo el umbral más severo de la pobreza. Dejamos pasar los emigrantes que no llegaron a cruzar quién sabe qué estrecho. Dejamos pasar la hambruna eterna de algunos países y sus gentes. Dejamos pasar las migraciones masivas de refugiados por conflictos cargados de intereses ocultos donde lo que menos importa son las personas. Dejamos pasar… Porque no son noticias espectaculares. Porque molestan nuestras acomodadas conciencias. Porque podemos permitirnos mirar para otro lado, aunque lo veamos de refilón o algo sepamos. Porque… Nos rasgamos las vestiduras con Lampedusa, pero nos las colocamos bien tantas veces sin plantearnos nada… No hablamos de objetos de consumo, aunque las noticias y la voracidad informativa los conviertan en ello. Hablamos de personas. Personas… Que ríen, sufren, aman, abrazan, viven. Personas con familias y gente a la que quieren y que les quieren. Personas como tú y yo. Personas…


Lampedusa me golpeó, como a todos, pero me dejó profundamente inquieto. Ojalá no se pase esta inquietud y ojalá a ustedes les pase lo mismo porque cada día hay muchas, demasiadas Lampedusas, se llamen como se llamen y no lo deberíamos olvidar… Nunca…

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